viernes, 30 de diciembre de 2011

2011... El tango y la euforia.

En este momento, puedo decir que el 2011 y yo salimos tablas; eso sí, sí algo me dejó fue la necesidad de comprar zapatos nuevos por la cantidad de mierda que me puso en el camino.

Dicen que lo que mal empieza, mal acaba... Bueno, podría ser peor. Contradicciones, "sentimientos encontrados" le dicen.

Y sí hay que hacer un recuento, aquí vamos. Y primero lo malo, para olvidarlo pronto.

Parte de esa mierda me hizo muy feliz. La historia apasionada que terminó en incertidumbre, tristeza, desamor y maltrato, logró que uno de mis sueños se hiciera realidad (aunque sea un poquito): La Gatita se publicó en El Último Libro Del Mundo. Gracias, (-----). Sin ti y sin esa historia no lo hubiera logrado.

Lo que hay que borrar: 4 meses. 4 meses que llenaron de dolor y desesperación a mi familia. Sólo lo que queda es lo que quiero conservar para siempre: los brazos fuertes de mi madre, de mi hermano y de mi cuñada. 8 pilares que nos sostienen ante todo. Y amigos, pocos, verdaderos, que se extrañaban de mis ausencias, mis silencios y que prestaron su ayuda. No necesito contar la historia, agradezco a los que saben a lo que me refiero. Gracias por su cariño, sus oraciones y su amistad. Sobre todo, por su comprensión.

Lo que se llevó. El 2011 se llevó mi último cuento de hadas... Ah, y mi lunar. Me dolió mucho, necesite anestesia y puntos. La cicatriz casi ni se nota, sólo acercándose mucho. Sí, sigo hablando del lunar.

Lo que se aprende. Dejar ir, aceptar el cambio (digo, tampoco había para donde hacerse). Empezar de cero (no muchas personas tienen la oportunidad). Descubrir que tus brazos sirven para abrazar, para contener en ellos lo que más amas, pero también, abiertos, sirven para dejar ir, para mantener a distancia todo aquello (y aquellos) que te hacen daño.

Lo que se queda para siempre en mi corazón. Sí, mi participación en el libro, eso no se me olvidará nunca. La oportunidad de participar "En Tus Axilas" y sobre todo (y más que nada), la fortuna de hacerme de un nuevo y gran amigo que fomenta mi creatividad y me permite participar en sus locuras.

Te quiero, Mariano. Mucho.

Reencontrarme con viejas caras que me hicieron falta más de 15 años. 

El cariño de Cinthya, mi prima, que no es parte de mi sangre y por lo tanto valoro más.

Conocer a Vic y mis #Twittjuas. Reír y reír durante horas gracias a su compañía. Mi cariño hacia un lugar que no conozco, pero que llevo en el corazón.

Conocer por fin a mi Fer, a mi Panqué; a mi virolito, pues. Darle un gran abrazo y sentir su cariño.

Ver a CAKE, una de mis bandas favoritas. No pensé que se pudiera dar, otro momento que nunca olvidaré.

Todavía hay capítulos por cerrar, pero eso será con tiempo. 

Doy gracias por todo.

Gracias a usted estimado lector y seguidor de este blog. Gracias por llegar hasta aquí y por haberme acompañado durante este año. Le agradezco su preferencia y permanencia y le invito a seguir acompañándome. En una de esas por fin encontrará algo que hagan valer la pena la permanencia en este espacio.

En el widget que aparece a su izquierda (a ésta altura, un poco más arriba y a la izquierda), una cuenta regresiva agota los segundos, los minutos, las horas y los días de lo que dicen será el fin de los tiempos. El fin del mundo. Yo deseo que para el próximo año a estas alturas, esté molestándole de nuevo contándole como me fue. (Y en éste momento usted se cuestiona "¿Y a quién te lo pidió?" Nadie, le contesto, pero bien que anda en el chisme.)

En fin, deseo para todos un feliz año. Mucho éxito, amor, felicidad, dinero (no olvide que mi cumpleaños es el día 30 de enero) y sobre todo... ¡Le deseo que sobreviva el año electoral! El fin del mundo, ¿qué?. No olvide armarse con su voto informado. En una de esas nos va mejor. 

Dice el tango que lo mejor está por llegar, a ver sí sicierto

Feliz 2012.

Fátima.


















martes, 27 de diciembre de 2011

Medusa



No hay manera de describir lo que siento por ella. Simplemente no existen las palabras.

¿Cómo explicar lo que provocan el brillo de sus ojos cuando sonríe, cuando suelta la carcajada? (¿Recuerdas como te hicimos reír cuando fuimos a verte a casa?)

¿Cómo explicar el calor de su abrazo, la protección que brinda cuando te toma entre sus brazos, te aprieta fuerte y te besuquea y te dice al oído "Todo estará bien, ya verás."?

Insisto, no existen las palabras. Quisiera lograrlo para que todos sepan lo que ella es, lo que es capaz de hacer, incluso, sin saberlo ni pretenderlo.

Hoy en tu cumpleaños, en un año más que la vida nos permite contemplarte y admirarte, quiero decirte que te amo con todo mi corazón. Un te amo lleno de emoción, cariño, amor y magia de esa que sólo tú eres capaz de provocar.

Le pido a la vida siga llenándote de sabiduría, experiencia, fuerza y que vaya soltando las manos, abriendo puertas y limpiando caminos para que todo aquello que has soñado llegue a ti. Le pido que te dé alas grandes y fuertes que te permitan volar lejos y hasta donde se te dé la gana llegar.

Te amo, Cinthya... Que se repita mil veces.

Feliz cumpleaños, primita hermosa.



jueves, 17 de noviembre de 2011

Los acentos

¿Y sí los acentos se crearon para darle a las palabras el valor que nos falta?

¿Serán la manera de marcar esas palabras en nuestra conciencia, en la mente o incluso el alma?

Acentuar el pasado. El recuerdo de lo que amé, lo que besé, lo que toqué, lo que acaricié. Nunca olvidar a aquel que murió.

Acentuar el futuro. Triunfaré, amaré, disfrutaré, soñaré. Mantendré la esperanza de que olvidaré los acentos de mi pasado.

El presente sin acento, siempre atrapados entre lo que pasó y lo que será.

Siempre preocupados, maniáticos porque no falte ni una sola de esas tildes, que no le falte a cada palabra la intención que debe tener. Que no le falte ni un solo acento a mi cobardía.

Decir "Se acabó." porque nunca se dieron cuenta de los acentos en las miradas y en los besos. "Se acabó." acento como punto final.

"¡Te mataré!", acento sin escapatoria.



Licencia Creative Commons
Los Acentos por Fátima Isabel Pérez Palacios se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en unapijamadesedadetaiwan.blogspot.com.

martes, 1 de noviembre de 2011

El Fin Del Mundo. La Palabra.

Y entonces llegó el fin de todo. El hombre siempre pensó que las cosas
del cielo caerían y así  empezaría el fin, pero no.

Las palabras que el hombre siempre se guardo por temor, por vergüenza,
por orgullo empezaron a salir de su boca, de sus manos, de su cabeza.
Incluso de las tumbas y criptas se vio y escuchó como nubes de sonido
se elevaban al cielo y lo nublaban.

Todo empezó como un murmullo y las palabras terminaron en griterío.
Muchos murieron porque el ruido rompió sus oídos.

Pasaron los días y ese cielo nublado empezó a oscurecerse. Se
escucharon truenos y todos salimos a la calle atraídos por el olor de
la nostalgia convertida el olor a tierra mojada. La lluvia, las
palabras empezaron a caer sobre nuestras cabezas como gotas de fuego
quemándonos la piel. Algunos pudimos resguardarnos.

Pasamos semanas arriba de las sillas, de los muebles; sentados en las
bardas más altas. El diluvio de palabras se anegó y los cielos se
abrieron; las letras que formaban las palabras se mezclaron y
comenzaron a cobrar vida.

Animales de fantasía surgieron de ese caldo; flores, unicornios,
árboles de bellos frutos... Y lobos. Las más horribles bestias
carroñeras se formaron a partir de tanta palabra de odio, dolor y
desesperanza. Esas bestias corrieron a refugiarse a los bosques, a los
montes y a las selvas; merodean por las noches buscando comida.
Hacemos guardias para vigilar que no se acerquen; cantamos y contamos
historias, las voces que huelen a secreto son su alimento preferido.

Hemos sobrevivido, con mucho esfuerzo. Ahora nos enfrentamos a otro
mal: hay personas que mueren desesperadas por escribir. Se rompen los
dedos, las manos, los brazos al escribir contra las piedras toda clase
de palabras, enunciados, frases sin sentido.

Al final, todo aquello que nos guardamos, todas las palabras que nos
tragamos nos mataron.

Yo moriré desangrada después de este punto final. Licencia Creative Commons
El Fin Del Mundo: La Palabra. por Fátima Isabel Pérez Palacios se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en unapijamadesedadetaiwan.blogspot.com.

jueves, 13 de octubre de 2011

Transoceánico

Todos los corazones son transoceánicos;
pero todos, sin duda alguna,
tienen su playa, su bahía.
Todos tienen un lugar a donde llegar.

Me gustan los corazones
que tienen brazos como itsmos,
que tienen una mano para
sujetar como península,
corazones con entrepiernas
apasionadas como golfos.

Todo corazón es transoceánico,
también es isla cuando
la tristeza rompe contra la rocas,
cuando al pasado le da por naufragar.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

12:34

Son las 12:34 a.m. Para mí, esa hora es más poderosa que cualquier 11:11. Empecé a leer El Último Libro; sí, ese en el que escribí yo. Hace un par de horas, terminé de escuchar el podcast en el que aparece un gag; sí, ese que escribí yo.

De repente, recordé todos los mensajes que le mandé a (-----), a Juan... Incluso a Rubén. Recordé las charlas con Cynthia, mis post en Twitter y por supuesto los que he publicado aquí.

Me dio miedo pensar en como mis palabras se cuelan, sinvergüenzas, por los ojos de quien las observa. Algún día, no hoy, no mañana, alguien las recordará y no sé que tanto le pueda cambiar la vida.

Piezas de dominó colocadas estratégicamente para caer con el movimiento correcto. Las palabras como armas punzocortantes.

Y no es que quiera darme importancia en esta vida, aunque mis palabras han sido botín de guerra.

Siempre he envidiado la capacidad de crear que hierve en las manos de mi hermano.

Tengo miedo. Ya no son las 12:34.

martes, 13 de septiembre de 2011

Violetas para Violeta...

Para Ranulfo... Santa Lucía.

Para Rubén... Sí Te Cuentan Que Caí.

Para Juan... Lost Without U.

Para (-----)... BxH/2.

sábado, 9 de julio de 2011

De como terminé en un libro (Until the end of the world...)

A Ranulfo



Empecé a escribir a los 14, a los 15 publicaron mi primer “poema” en la secundaria. Cada mes, durante el tercer año un texto mío apareció en el Papiro, publicación gratuita que distribuía mi maestro de literatura. Le escribía poemas en secreto y él los publicaba, claro hasta que me le declaré.

En la preparatoria llené dos libretas. Una con poemas dedicados postmortem y otra dedicados a quien fuera mi amor los siguientes dos años.

Una libreta más fue para Rubén, quizás la más bella de todas: hecha con cartón corrugado y hojas de papel de estraza. Se la compré a un chavo en un puente peatonal.

Después de eso, escribí en donde me llegaban las ganas. Desde hace 6 años, tengo una libreta inconclusa. Dos de esos 6 años están en mi muro de Twitter; tal vez no tan desperdiciados, 16,800,000 caracteres regados por la red.

El 25 de enero, Librerías Gandhi lanzó la convocatoria para publicar “El Último Libro Del Mundo”. Desde un principio me enamoré de la idea, había demasiadas cosas en mi cabeza, euforia… y (-----).

Incluyeron mi texto. Incluyeron esa historia que más tarde (-----) decidió borrar de su vida. Mientras ese libro exista, (-----) y yo existiremos. 

Que alguien se tome la molestia de publicarte es uno de los grandes premios que le pueden dar a un escritor. Lo es aún más para mí que soy un remedo, que abuso de las letras para desahogarme. Para darme placer. Son ellas mi cómplice, el líquido revelador de mi verdadero yo.


viernes, 10 de junio de 2011

El Cazador Cazado III

Se  encerró a piedra y lodo. se encerró en el silencio; dejó de frecuentar los mismos lugares, la música que pudiera recordarle. Así como en esas canciones que se prometió no dedicarle.

No pudo.

No podía evitar sentirse atada a él todavía. Había noches en que su cuerpo se retorcía en la cama recordando esas llamadas; él le pedía  que se masturbara y le permitiera escuchar sus gemidos. Recordaba aún esas palabras que le hacían estallar  en gritos y recordaba como él callaba esos gritos con besos. Por más que quisiera, su deseo aún estaba atado a él.

Aún estaba ahí esa tristeza que la atacaba de repente en el momento menos esperado, en el momento en que ya había fumado su cigarro diario y no había razón para justificar el sentarse en la escalera con la mirada perdida en la nada.

Sabía que, a pesar de ellos, su historia existía. A pesar de que lavaran las sábanas mil  veces, de que le quitarán el polvo a las mesitas de noche y no dejaran lugar para el recuerdo en ningún librero; a pesar de que se cambiaran de barrio, las palabras estarían en su cabeza esperando atacar en el momento más oscuro.

jueves, 26 de mayo de 2011

Precaución

Este es un instante alojado en tu memoria; es un momento que has querido olvidar, borrar de tu vida.

Yace dormido entre tu piel y el recuerdo quieto de mi mano sobre ella.

Es traicionero; en cualquier momento se colará en tus venas y viajará en tu sangre hasta llegar a tu cuello.

Me angustia que el nudo en la garganta te ahogue, amor mío.

viernes, 22 de abril de 2011

Yeah, this is good bye... Digo, ¡NO!

Debo confesarlo, pensaba cerrar este blog.

Hace un par de días, la idea pasó por mi cabeza, pero pensándolo bien este blog pitero no tiene la culpa de que lo haya convertido en un paño de lágrimas. No tiene la culpa de haberse convertido en el catálogo de fracasos amorosos y demás cuitas mentales habidas y por haber que se han presentado en menos de dos años.

*Toma aire*

Ok, sigamos.

En el he escrito ideas, intentos de poema, intentos de cuento que se me han ocurrido no sólo de dos años a la fecha también hay cosas que he escrito en el pasado cuando la hoja en blanco no significaba para mí un reto ni un monstruo debajo de la cama.

Hay cosas en este blog, querido lector, que usted me ha hecho el favor de chulear (mi ego se lo agradece) y que por lo tanto no quiero borrar.

En estas semanas, que por cierto también he permanecido parcialmente alejada de Twitter, han llegado finales. Una pasión terminó aplastada por un témpano (dicen los que saben que las grandes pasiones terminan así), un lunar se fue y mi paz mental (para que lo niego) también.

Y haciendo analogías... Los resultados de patología me los entregan la próxima semana; como parte del proceso de resección, el lunar tenía que ser analizado. Hay un 90% de probabilidades de que no haya células cancerosas. (Quiero pensar que esto me da esperanzas de que mis enfermedades/traumas/manías mentales tendrán cura y alcanzaré la tan anhelada "Peace of mind".)

La cicatriz va cerrando, dicen los que la han visto que con una rápidez que no hubieran imaginado. Arde, da comezón y muchas veces se me ha olvidado que está ahí y me lastimo. Ya no sangra. (Quiero, deseo que lo mismo pase con mi corazón. Que llegue el día que al ver a quién durante 6 meses llamé "amo", ya no dolerá. La cicatriz estará ahí pero los ojos no se llenarán de lágrimas.)

La constante en mí: La resistencia al cambio. Me veo en el espejo y busco mi lunar. Me resistí durante meses a dejarlo ir, quise darle mi cariño, ese amor que de verdad llegué a sentir pero fue inútil. Le di lo que quiso y pidió, ya tendré mi recompensa (o eso deseo).

Por lo pronto sí, sigo muy confundida pero sé que todo es un proceso y habrá días que me sentiré muy triste pero llegará el momento en que ya no me duela. Llegará el momento en que pueda regresar a mis caminatas porque la cicatriz habrá cerrado y ya no hay peligro de infección.

Y llegará el momento en que deje de hacer tanto drama y deje que la vida fluya como debe ser.

Vuelvo a escuchar The Return Of Innocence y un nudo se forma en mi garganta. Ni modo, a empezar de nuevo... pero, como dice la canción que a continuación suena: "Los gatos como yo caen de pie..."

sábado, 12 de febrero de 2011

Mi vida sin ellos...

Dicen que un niño pierde su inocencia cuando aprende (entiende, siente) lo que significa la palabra "muerte". Yo perdí mi inocencia a los 5 años; no fue porque viviera la experiencia, simplemente sentí el temor de vivir en esa posibilidad.

Un día me fui al kinder con el miedo de saber que mi madre no podría regresar a casa. De la manita de mi tía abuela recorrí el camino de mi casa al colegio aguantándome el llanto ya que mi madre ese día se iba al hospital para que ser intervenida de la vesícula. Fue un 24 de febrero, no se me olvida. Por cuestiones extrañas de la vida, esa operación nunca sucedió y mi madre está hoy conmigo. Está a escasos metros de mí metida en sus bordados, en una de sus tantas pasiones... No se ha ido, todavía tengo ese miedo latente dentro de mi.

Años más tarde, a los 15, me enamoré de mi maestro de literatura: Ranulfo Torralba. Primer amor, primera pasión, primer contacto con los libros, con el teatro. Ese "de niña a mujer" que no se desprende del sexo. También, primer enfrentamiento con la muerte. Un 2 de abril de 1997 recibí la noticia de que dos días antes él había decidido quitarse la vida. Acababa de cumplir 36 años, tenía una compañía de teatro, era un excelente maestro, el mejor amigo de sus amigos.

Eduardo, mi tío. No lo puedo negar, con él empecé a llorar desde el momento en que supe que tenía VIH. Fue nuestro niñero, nuestro amigo. Fue nuestro compañero de travesuras y un gran consejero; el primer consejo que recuerdo en mi vida me lo dio él a los 6 años pero nunca lo podré olvidar. Siempre nos procuró y aunque a veces pasaba mucho tiempo sin vernos cuando nos reencontrabamos, el alma se me llenaba de alegría.

Fue después de una de esas épocas que un día mi padre nos llamó para darnos la noticia de que había muerto. Él no sabía a ciencia cierta lo que había pasado. Más tarde, después de visitar a su madre, nos confirmó que se había suicidado. Durante muchos años había sobrevivido a la enfermedad, siempre salía avante y en ese entonces no pasaba por mal momento. Vivía con su novio, estaba a punto de terminar la carrera... Nunca sabremos por qué lo hizo.

Y al final... ¿Todo cambiaría al saber por qué lo hacen? ¿Cambiaría en algo su decisión? ¿Lloraríamos menos? Lalito me lo dijo cuando murió Ranulfo: "Cuando comentan, platican, suponen suicidio están pidiendo ayuda, no quieren estar solos, quieren que los rescaten." Ranulfo lo comentó con varias personas, Eduardo no. Hagamos lo que hagamos, ellos son como el agua: por más que tratemos de guardarlos en nuestras manos, en nuestros brazos, ellos escaparán.

¿Quién no ha pensado en el suicidio por una tontería? ¿Quién no ha perdido la cabeza después de un fracaso (del tipo que sea) y ha pretendido quitarse la vida?. Yo lo he pensado, pero después de estos dos grandes dolores, después de pasar meses llorando, preguntándome sí estaba en mis manos alejarlos de ese precipicio decidí alejar lo más posible esa idea.

¿Por qué exclamo todas las noches "And I'm free... Free fallin'"? Por un sencilla razón: Prefiero caer... caer... caer... y volver a caer; quiero sentir ese gran golpe al tocar el fondo, levantarme y volver a escalar... y volver a caer libre pero sentir el viento entrar por mis poros. Para eso hay que estar vivo.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Un año más...

Llegaron uno tras otro, se formaron y un día se decidieron a gritarme a la cara: "Ya tienes 30 años, Starchild".

Llegaron uno tras otro, se formaron con sus maletitas; algunas de ellas pesadas, otras ligeritas. Llegaron con las bolsas de los suéteres llenos de historias, de ilusiones, de sueños acumulados. Algunos años llegaron con la ropa y los zapatos mojados, a veces la lluvia arreció más en algunos de ellos.

Esos años, llegaron bailando, brincando. Llegaron arrastrándose cansados, derrotados pero llegaron.

No hay hora que no se cumpla, a partir de 1981 al tiempo le dio por correr.

Muchas fueron las batallas que libre en mis 29. La familia no dejó de estar; los abrazos de mi hermano me rodearon cuando lo necesité, mi madre me garantizó una sonrisa al día. Mi padre me besó en la frente más de una vez.

Estuve bendecida por brazos, manos, palabras de mis amigos. De Medusas que se convirtieron en parte de mi sangre y no me abandonan, de socias y amigos que no dejaron de estar cuando los y las necesité. Como deseo que no se vayan nunca de mi vida...

Mi corazón se llenó de aire fresco, de ilusión, de amor al límite... Y se apagó.

Lloré, me callé, lo odié. Lo encerré en el lugar más lejano de mi existencia con tantos cerrojos como noches en vela pasé por el dolor que me causó. Le deseé lo mejor y aventé su barquito al mar.

Llegó un huracán que puso mi mundo de cabeza al ritmo de sus palabras, más tarde, con sus caricias. Encuentro, coincidencia, casualidad que me hace temblar. Mi Ángel adorado, mi amo que quiero tanto y que quisiera tener a mi lado todo el tiempo marcando con su tacto mi cuerpo... Convirtiendo en silencio mis gritos con sus labios en los míos. Como deseo que esto no acabe nunca...

Nuevos retos cada día, la paciencia como siempre dándome lecciones a cada instante, a cada paso. Aprendizaje... Dolor. 

Hoy, que volteo hacia atrás, puedo decir que no fue un buen año pero me dejó mucha belleza al irse.

Un año marcado por una caída libre constante... Y sigo.