domingo, 20 de junio de 2010

Neruda's Style

Mi deseo de ti fue el más enfermo,
el más terco,
el más obsesivo.
Por ti eran en mi las mañanas
y sólo si pensaba en ti
daba fin a mis noches.
En ti crecían las amapolas,
se renovaban los ríos,
las hojas de los árboles cantaban.
En ti se concebían los colores
de las aves y en tu mano
cabían todas mis mariposas.
En tus labios todo era fantasía,
se creaban nuevos verbos.
Tus besos acentuaban mis pensamientos.
Tus ojos daban luz a mis oscuridades.
Todo lo que no existía, lo nunca antes imaginado
surgía con tu presencia.
Y ahora el mundo se detiene...
El tiempo ha enmudecido
y las cosas que creaste
se llenan de telarañas.
Ya no estás, dador de vida
y no hay agua que alivie
mi piel herida.
En tu caricia se evaporaban
y ahora el viento
la va desgastando a su paso.
Ya no hay nada que concuerde.
Tú eras la música,
sólo en ella eran posibles tus prodigios.
Se ha luido el romanticismo
y la luz del sol va quemando
la piel de tu recuerdo.