sábado, 27 de junio de 2015

Motivo




A pesar del tiempo, de no tenerlo cerca e incluso nunca haber compartido el mismo espacio, ella debía reconocer que no había otra persona que lograra tan fácil y magicamente —con solo el hecho de existir— ponerle la sonrisa bien recia. 



domingo, 21 de junio de 2015

Roto



Quiero pensar que después de todo no se puede estar tan roto.

O tal vez sí; habría que estar lo suficientemente roto, muy cuarteado para dejar escapar sonrisas, risas y carcajadas de vez en cuando; para dejar escapar el hambre de ver cosas bellas, de maravillarse ante ellas; para escaparse entre las ruinas en busca de un poco de sol que te queme la piel o un poco de lluvia que te erice el cuerpo.

Hay que estar lo suficientemente roto para tener la idea de salir a caminar sin rumbo, para dar vuelta ahí donde se fija el instinto de la mirada; hay que estar lo suficientemente roto para dejar escapar la ilusión de encontrarse con todos esos pedazos que hemos dejado o nos han arrebatado en el camino.

Gran responsabilidad es reconocerse roto porque una vez que has encontrado todos tus fragmentos o tienes las suficientes piezas juntas, debes seguir adelante, cargándolos en las manos, llevándolos en la bolsa de la chamarra, en algún álbum de fotos en tu celular o en una playlist que suena en tus oídos.

Lo suficientemente roto para saber quién o qué te puede romper y darle el poder —o negarle el placer— de volverte a romper.