lunes, 30 de noviembre de 2009

El cazador cazado II

Y al cerrar la puerta esa noche, ella supo que todo había acabado. ¿Puede tener final algo que no ha empezado? se decía mientras bajaba las escaleras, esas mismas que subió con las piernas temblorosas la primera vez que fue a su departamento.

Desde el primer momento que estuvo enfrente de él, supo que con ese hombre no había futuro. Cada palabra que entraba por su oído, hacia que su cuerpo temblara como nadie lo había provocado antes. La llevo a perder sus prejuicios y a entregarse como con nadie lo había hecho antes.

Esa noche supo que no podía quedarse a ver que pasaría, porque con él nunca pasaba nada. Era un hombre de instantes, de momentos. Maravillosos, eso no lo podía negar.

Durante meses estuvo bajo el poder de las manos de ese hombre. Bastaba que él pusiera las manos en su cadera para que empezara a temblar. Que el posara sus labios en su cuello para desconocerse a sí misma y así empezar el viaje a un placer que nunca había experimentado...

No era necesario que nadie, ningún alma caritativa le diera el consejo de dejarlo. Ella sabía que era necesario hacerlo. Ya no se reconocía a si misma en el espejo, toda imagen era el vivo retrato de la necesidad de ese hombre, si se quedaba dejaría de ser ella para siempre. Por eso mismo esa noche tomó su ropa interior y el abrigo. Tomo sus piernas largas y el deseo que en ellas se encerraba cada vez que lo escuchaba. Tomó su perfume de entre las sábanas y del aire de la habitación. Liberó sus labios y sus senos de la prisión que significaba para ella del deseo de ese hombre.

Le dio la espalda a ese patán encantador que nunca olvidaría y del cual iba dejando rastros en cada escalón que iba bajando...

2 comentarios:

Mini dijo...

Me encanto...y qué más sigue??...
Sábes...en un cierto punto de mi vida me sentí justamente así.

Saludos!!

Fatima dijo...

Saludos y gracias por el comentario. Que bueno que te gusto. Esta es la segunda parte. Yo tenía la idea de dejarla en un solo episodio pero las ideas siguieron fluyendo. No sé si haya una tercera... No sé si esta pareja imaginaria tenga una segunda oportunidad o tengan que vivir sus suplicios cada quien por su camino. Gracias nuevamente por la lectura.