martes, 3 de marzo de 2015

El edificio



Esto de vivir en un edificio es muy interesante.

En una noche cualquiera puedes escuchar muchas cosas: las cadenas de los inodoros, niños llorando, parejas cogiendo –peleando o riendo–, fiestas de madrugada, ancianos llamando al gato que se escapó en el día o algún vecino gritándole al televisor durante algún partido.

¿Qué ruido se escapará de mi departamento? ¿Acaso alguien permanecerá en silencio esperando escuchar algo de mí? No lo sé, en realidad hago poco ruido mientras escribo; toso un poco cada vez que me acabo un cigarro y esa mala costumbre de azotar las puertas. Tal vez soy el aburrido de este edificio y me tocó ser espectador.

Después de cinco años de vivir en este lugar y que todos los ruidos me sean familiares, sólo puedo temerle a uno... y es que a nadie le gusta el sonido de un corazón estrellándose en el piso.



No hay comentarios: